El pacto del titán
Sinopsis
Añoro los días previos a la batalla que me costó el trono. La era antes de que los dioses se volvieran los unos contra los otros y los verdaderos valores que servían como pilares para la civilización fueran corrompidos. Una época en la que todavía había magia en el mundo y honor en el corazón de los hombres. El mundo se encontraba en la palma de mi mano y, sin embargo, lo perdí a causa de mi propio orgullo. La derrota resultó ser justamente lo que necesitaba para darme cuenta de la gravedad de la situación y lo bajo que había caído. Una prisión puede ser inescapable, pero si la abandonas por suficiente tiempo, eventualmente los barrotes se oxidarán. Hay cuatro a partes que conforman mi plan. La primera es recuperar la herramienta que forjo mis ataduras y que, si es utilizada correctamente, puede crear objetos hermosos con la misma facilidad que los toma vidas. La segunda es adquirir el conocimiento arcano que sirve como fundamento para modificar la mismísima realidad con tan solo un pensamiento. La tercera es recobrar la pasión, esa fuerza que lleva a todos los seres a cometer actos inimaginables. La última, y tal vez más importante, es obtener la ayuda de mi antiguo paladín, una guerrera de leyenda, sabia y despiadada en partes iguales. El mundo está a punto de sufrir el mayor cambio en lo que va de la historia.
Todo comenzó con una partida de rol
El pacto del titán nació como el trasfondo de un personaje para una campaña de Dungeons & Dragons. Lo que empezó como una aventura de mesa, se transformó en una saga épica. través de un diseño atractivo y contenido relevante.
Me hice una promesa a mí mismo: escribir la historia que siempre quise leer.
Oscura, mágica, con personajes imperfectos y dioses peligrosos.
Lo que comenzó como un simple “¿y si…?” se convirtió en una saga que no pude dejar de escribir.
La fantasía siempre fue mi lugar seguro, hasta que se convirtió también en mi misión. El pacto del titán fue historia me eligió antes de que yo decidiera escribirla. Los personajes llegaron primero; el resto fue construirles un mundo a su altura.